las escrituras
Creemos en La Biblia como la única y completa Palabra de Dios, sus 66 libros originalmente escritos, compuesta del Antiguo y Nuevo Testamento, que fueron verbalmente inspirados por el Espíritu Santo de Dios y que está enteramente libre de error. Es la completa y suficiente revelación de Dios que contiene toda la autoridad para el bienestar de la humanidad (Salmo 119:97-104; Salmo 119:160; Mateo 5:18;Juan 5:46-47; Juan 10:35; 2 Timoteo 3:15-17).
Dios trino
Creemos en el único Dios verdadero (Juan 17:3), el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo (Mateo 28:19-20). El creó todas las cosas (Apocalipsis 4:11) y sostiene todo con la Palabra de su poder (Hebreos 1:3). En él vivimos, nos movemos y somos (Hechos 17:28). El es un Dios fiel, en quien no hay iniquidad; es justo y recto (Deuteronomio 32:4) y El juzgará al mundo con justicia (Salmo 9:8). Creemos que Dios existe en tres personas: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Estos tres son un solo Dios, tienen la misma naturaleza, atributos, perfecciones, y son merecedores precisamente de la misma adoración, reverencia, confianza, y obediencia (Marcos 12:29; Juan 1:1-4)
Dios Padre
Creemos que Dios Padre creó todas las cosas en seis días literales para su gloria de acuerdo a su propia voluntad (Apocalipsis 4:11), a través de su Hijo, Jesucristo. El sostiene todas las cosas por la Palabra de su poder y gracia, ejerciendo soberanía sobre toda la creación, providencia, y redención (Colosenses 1:17; Hebreos 1:3).
Dios hijo
Creemos en la deidad total del Señor Jesucristo. Creemos que Él es la manifestación de Dios en la carne. Creemos que fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la virgen María. Creemos que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre (Juan 1:1; Juan 1:14; Juan 1:18; Juan 14:8-9; 1 Timoteo 3:16).
Dios Espíritu Santo
Creemos en la deidad total del Espíritu Santo; su ministerio es glorificar al Señor Jesucristo (Juan 16:14). El Espíritu Santo regenera al pecador para creer en Cristo; lo bautiza y lo coloca en un solo cuerpo el cual Jesucristo es la cabeza. El Espíritu Santo habita, guía, instruye, llena, conforta, y habilita al creyente para que camine piadosamente (Marcos 13:11; Juan 14:26; Juan 16:13; Romanos 5:5; 1 Corintios 3:16). El Espíritu Santo convence al mundo de pecado, de justicia, y de juicio (Juan 16:8-11).
El Hombre
Creemos que Dios creo al hombre sin pecado. El hombre voluntariamente desobedeciendo cayó de su estado sin pecado. A consecuencia de esto toda la humanidad es pecadora, no solo por herencia, también por su propia voluntad. Por lo tanto todos los que no han aceptado a Jesucristo como su único Señor y Salvador, están bajo la justa condenación sin ninguna defensa o excusa. Creemos que sin excepción cada hombre y mujer están totalmente manchados y esclavizados al pecado y en necesidad de un salvador (Génesis 3:1-6; Romanos 1:18; Romanos 1:32; Romanos 3:10-19; Romanos 5:1-2).
Salvación
Creemos que el Señor Jesucristo murió por nuestros pecados de acuerdo a las Escrituras, como un sacrificio representativo y substitutivo. Creemos que cada persona que por medio de la fe le recibe como Salvador personal, es justificado en base a la sangre derramada por Jesucristo en el Calvario. Cada persona que recibe a Cristo como su Salvador personal es nacido de nuevo por el Espíritu Santo y consecuentemente está eternamente seguro como hijo de Dios. Creemos que el Espíritu Santo bautiza a cada creyente, colocándole en el cuerpo de Cristo en el mismo instante de la salvación. Por lo tanto no hay un segundo bautismo del Espíritu Santo (Romanos 8:37-39; 1 Corintios 12:13; 2 Corintios 5:21). Creemos firmemente que la salvación es enteramente un acto de Dios por gracia por medio de la fe basada en la redención de Jesucristo, en los méritos de su sangre derramada, y no está basada en ningún mérito humano ni obras (Juan 1:12; Efesios 1:7 ; Efesios 2:8-10; 1 Pedro 1:18-19).
la iglesia
Cuando uno acepta al Señor Jesucristo como Salvador, el creyente viene a formar parte de Su cuerpo, el cual es la iglesia. Hay una iglesia universal, compuesta por todos los que han aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador a través del mundo entero. Las Escrituras ordenan a los creyentes a reunirse para dedicarse a la adoración, oración, enseñanza de la Palabra, cumplimiento de las ordenanzas (Bautismo y Cena del Señor), comunión, ministrarse mutuamente a través de los dones espirituales, y alcanzar al mundo cumpliendo el mandamiento de la Gran Comisión de hacer discípulos de todas las naciones (Mateo 28:18-20; Hechos 2:42-46; Romanos 12:1; 1 Corintios 14:26; Efesios 5:23).
Donde quiera que el pueblo de Dios se reúna regularmente en obediencia a este mandamiento, ahí se encuentra la expresión local de la iglesia, bajo la supervisión de los ancianos y otros líderes. Los miembros de la iglesia están para trabajar juntos en amor y unidad, con la intención suprema de glorificar a Cristo (Efesios 4:16).
Donde quiera que el pueblo de Dios se reúna regularmente en obediencia a este mandamiento, ahí se encuentra la expresión local de la iglesia, bajo la supervisión de los ancianos y otros líderes. Los miembros de la iglesia están para trabajar juntos en amor y unidad, con la intención suprema de glorificar a Cristo (Efesios 4:16).
BAUTISMO Y LA CENA DEL SEÑOR
El bautismo y la Cena del Señor son las dos ordenanzas requeridas en la Iglesia. Creemos que el bautismo Cristiano por inmersión en agua es una identificación pública con Jesucristo en su muerte, sepultura, y resurrección. Aunque el bautismo no es necesario para la salvación, es un mandato para todos los creyentes y solo para creyentes (Mateo 28:19-20; Hechos 2:38; Hechos 2:41). La Escritura enseña que la persona es bautizada después de haber recibido perdón por sus pecados a través de la fe en Jesucristo. Las aguas del bautismo son un símbolo de nuestra muerte, sepultura, y resurrección a una nueva vida que ocurre cuando somos hecho una nueva creación en Cristo (Romanos 6:1-4; 2 Corintios 5:17; Colosenses 2:12).
La Cena del Señor es la conmemoración de la muerte de Cristo y que a través del pan y la copa recordamos su cuerpo partido y su sangre derramada por nosotros y proclamamos que El va a regresar. La Cena del Señor tiene que ser un tiempo donde confesamos nuestros pecados y nos auto examinamos minuciosamente a nosotros mismos (1 Corintios 11:20-29).
La Cena del Señor es la conmemoración de la muerte de Cristo y que a través del pan y la copa recordamos su cuerpo partido y su sangre derramada por nosotros y proclamamos que El va a regresar. La Cena del Señor tiene que ser un tiempo donde confesamos nuestros pecados y nos auto examinamos minuciosamente a nosotros mismos (1 Corintios 11:20-29).
Misiones
Reconociendo que la causa de Cristo se extiende más allá de la comunión local, estamos comprometidos a un ministerio contínuo de extender el llamado de Cristo a hacer discípulos alrededor del mundo (Mateo 28:19-20).
EL CIELO, EL INFIERNO Y EL REGRESO DE CRISTO
Creemos en la “bendita esperanza” del regreso personal y Pre-Milenial del Señor Jesucristo. Su regreso tiene una parte vital en el desarrollo de la vida espiritual y de servicio del creyente (1 Tesalonicenses 4:13-18). Creemos en la resurrección corporal de salvos y perdidos. Los salvos serán resucitados y estarán conscientemente disfrutando de la dicha eterna en el cielo (Mateo 25:34; Juan 14:2; 2 Corintios 5:1; Apocalipsis 2:7), los perdidos serán resucitados al tormento eterno en el infierno y estarán conscientemente de su separación de Dios. (Mateo 8:11; Mateo 10:28; Mateo 13:49-50; Marcos 9:47-48; Lucas 12:5; Apocalipsis 21:8).
la resurección
Creemos en la resurrección del cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, su ascensión al cielo y su presente vida como Sumo Sacerdote y Abogado para nosotros (Hechos 1:3; Hechos 1:9; Hebreos 7:25-26).
regeneración
Iglesia Vertical Miami enseña que la regeneración es una obra sobrenatural del Espíritu Santo por medio del cual el imparte el nuevo nacimiento al creyente (Juan 3:3-7; Tito 3:5). Sucede al instante y es lograda solamente por medio del poder del Espíritu Santo y su Palabra (Juan 5:24) cuando el pecador arrepentido, habilitado por el Espíritu Santo, responde en fe a la provisión divina de la salvación. La regeneración genuina se manifiesta en frutos de arrepentimiento demostrado por una actitud y conducta justa. Las buenas obras es la evidencia apropiada y fruto de la regeneración (1 Corintios 6:19-20; Efesios 2:10), y tomarán lugar a medida que el creyente se somete al control del Espíritu Santo en su vida a través de una fiel obediencia a la Palabra de Dios (Efesios 5:17-21; Filipenses 2:12; Colosenses 3:16; 2 Pedro 1:4-10). Esta obediencia resulta en que el cristiano continuamente sea conformado en la imagen de nuestro Señor Jesucristo (2 Corintios 3:18).
elección
La elección es el acto de Dios por el cual el ha escogido en Cristo antes de la fundación del mundo a aquellos que El en su gracia regenera, salva y santifica (Romanos 8:28-30; Efesios 1:4-11; 2 Tesalonicenses 2:13; 2 Timoteo 2:10; 1 Pedro 1:1-2).
La elección soberana no contradice ni niega la responsabilidad humana de arrepentirse y confiar en Jesucristo como Salvador y Señor (Ezequiel 18:23; Ezequiel 18:32; Ezequiel 33:11; Juan 3:18-19; Juan 3:36; Juan 5:40; Romanos 9:22-23; 2 Tesalonicenses 2:10-12; Apocalipsis 22:17). A todos cuanto el Padre llame a sí mismo, irán en fe, y todos los que vengan en fe, el Padre recibirá (Juan 6:37-40; Juan 6:44; Hechos 13:48; Santiago 4:8).
La elección soberana no contradice ni niega la responsabilidad humana de arrepentirse y confiar en Jesucristo como Salvador y Señor (Ezequiel 18:23; Ezequiel 18:32; Ezequiel 33:11; Juan 3:18-19; Juan 3:36; Juan 5:40; Romanos 9:22-23; 2 Tesalonicenses 2:10-12; Apocalipsis 22:17). A todos cuanto el Padre llame a sí mismo, irán en fe, y todos los que vengan en fe, el Padre recibirá (Juan 6:37-40; Juan 6:44; Hechos 13:48; Santiago 4:8).
justificación
La justificación delante de Dios es un acto de Dios mismo (Romanos 8:33) por medio del cual El declara justo a aquellos, que por la fe en Jesucristo, se arrepienten de sus pecados (Isaías 55:6-7; Lucas 13:3; Hechos 2:38; Hechos 3:19; Hechos 11:18; Romanos 2:4; 2 Corintios 7:10) y le confiesan como Señor soberano (Romanos 10:9-10; 1 Corintios 12:3; 2 Corintios 4:5; Filipenses 2:11). Esta justicia de Dios no está basada en ninguna virtud u obra humana (Romanos 3:20; Romanos 4:6) e involucra la imputación de nuestros pecados a Cristo (Colosenses 2:14; 1 Pedro 2:24) y la imputación de la justicia de Cristo a nosotros (1 Corintios 1:30; 2 Corintios 5:21). A través de este medio Dios es “justo y a la vez justificador del que tiene fe en Jesús” (Romanos 3:26).
santificación
Cada creyente es santificado (apartado) en Dios a través de la justificación y por consiguiente declarado santo e identificado como tal. Esta santificación es posicional e instantánea y no debe ser confundida con la santificación progresiva. Esta santificación posicional tiene que ver con su posición delante de Dios, y no con su presente caminar o condición (Hechos 20:32; 1 Corintios 1:2; 1 Corintios 1:30; 1 Corintios 6:11; 2 Tesalonicenses 2:13; Hebreos 2:11; Hebreos 3:1; Hebreos 10:10; Hebreos 10:14; Hebreos 13:12; 1 Pedro 1:2).
La Palabra de Dios también enseña que a través del Espíritu Santo existe una santificación progresiva por medio del cual el creyente es conformado más y más a nuestra actual posición delante de Dios que disfrutamos por medio de la justificación. A través de la obediencia a la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo, el creyente es habilitado para que viva una vida en santificación progresiva conforme a la voluntad de Dios, llegando a ser más y más como nuestro Señor Jesucristo (Juan 17:17; Juan 17:19; Romanos 6:1-22; 2 Corintios 3:18; 1 Tesalonicenses 4:3-4; 1 Tesalonicenses 5:23).
Con respecto a todo esto, la Biblia enseña que cada persona salva se encuentra en una batalla diaria – la nueva creación en Cristo batallando en contra de la carne – sin embargo se nos ha dado la provisión adecuada para que tengamos victoria a través del poder del Espíritu Santo que mora en nosotros. Esta lucha la experimenta cada creyente a través de toda su vida en esta tierra. Aunque la erradicación total del pecado no es posible en esta vida, el Espíritu Santo sí provee para que tengamos victoria sobre el pecado (Gálatas 5:16-25; Efesios 4:22-24; Filipenses 3:12; Colosenses 3:9-10; 1 Pedro 1:14-16; 1 Juan 3:5-9).
La Palabra de Dios también enseña que a través del Espíritu Santo existe una santificación progresiva por medio del cual el creyente es conformado más y más a nuestra actual posición delante de Dios que disfrutamos por medio de la justificación. A través de la obediencia a la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo, el creyente es habilitado para que viva una vida en santificación progresiva conforme a la voluntad de Dios, llegando a ser más y más como nuestro Señor Jesucristo (Juan 17:17; Juan 17:19; Romanos 6:1-22; 2 Corintios 3:18; 1 Tesalonicenses 4:3-4; 1 Tesalonicenses 5:23).
Con respecto a todo esto, la Biblia enseña que cada persona salva se encuentra en una batalla diaria – la nueva creación en Cristo batallando en contra de la carne – sin embargo se nos ha dado la provisión adecuada para que tengamos victoria a través del poder del Espíritu Santo que mora en nosotros. Esta lucha la experimenta cada creyente a través de toda su vida en esta tierra. Aunque la erradicación total del pecado no es posible en esta vida, el Espíritu Santo sí provee para que tengamos victoria sobre el pecado (Gálatas 5:16-25; Efesios 4:22-24; Filipenses 3:12; Colosenses 3:9-10; 1 Pedro 1:14-16; 1 Juan 3:5-9).
movimiento caristmático
La Iglesia Vertical Miami es no-carismática y reformada. Le damos la bienvenida a todos los que conocen a Jesucristo como su Salvador y a todos los que le buscan. Creemos que ciertos dones (Ejemplo: el hablar en lenguas, sanidades, milagros, etc.) tuvieron el propósito de dar testimonio y afirmar que el mensaje proclamado por los Apóstoles era la Verdad divina de Dios y nunca estos dones fueron dados con la intención de que formaran parte en la vida diaria de los creyentes (1 Corintios 12:4-11; 1 Corintios 13:8-10; 2 Corintios 12:12; Efesios 4:7-12; Hebreos 2:1-4).
Aquellos que profesan tener el don de lenguas y otros dones milagrosos son bienvenidos a adorar y tener comunión con nosotros si están dispuestos a ser una fuente de unidad en vez de división dentro del cuerpo de Cristo. Aunque creemos que la Iglesia no posee estos “dones” hoy día; sí creemos que la vida cristiana es sobrenatural y que Jesucristo sigue haciendo milagros soberanamente.
La Iglesia Vertical Miami busca prevenir la propagación de doctrinas que causan divisiones dentro de una iglesia. Por lo tanto, miembros y participantes de la Iglesia Vertical Miami no están permitidos a propagar las enseñanzas y énfasis del movimiento carismático. Aunque no controlamos las relaciones personales de individuos con el Señor, el “don de lenguas” y otros “dones milagrosos” no son permitidos durante actividades que están bajo la organización y autoridad de la Iglesia Vertical Miami.
Aquellos que profesan tener el don de lenguas y otros dones milagrosos son bienvenidos a adorar y tener comunión con nosotros si están dispuestos a ser una fuente de unidad en vez de división dentro del cuerpo de Cristo. Aunque creemos que la Iglesia no posee estos “dones” hoy día; sí creemos que la vida cristiana es sobrenatural y que Jesucristo sigue haciendo milagros soberanamente.
La Iglesia Vertical Miami busca prevenir la propagación de doctrinas que causan divisiones dentro de una iglesia. Por lo tanto, miembros y participantes de la Iglesia Vertical Miami no están permitidos a propagar las enseñanzas y énfasis del movimiento carismático. Aunque no controlamos las relaciones personales de individuos con el Señor, el “don de lenguas” y otros “dones milagrosos” no son permitidos durante actividades que están bajo la organización y autoridad de la Iglesia Vertical Miami.
la mujer en el ministerio
La Iglesia Vertical Miami afirma el papel significativo y ordenado por Dios que la mujer tiene que tener en la iglesia local de contribuir en su edificación y liderazgo. Todas las oportunidades de liderazgo están abiertas a la mujer excepto la del rol de anciano, que es sinónimo de pastor. Incluso, no todos los hombres han sido llamados a ser pastores. Las Escrituras afirman claramente que los hombres pueden servir como ancianos y que la mujer tiene otros roles diferentes (1 Timoteo 2:12, 3:1-2; Tito 1:6-9). No vemos esto como un problema de valor o dignidad ya que el hombre y la mujer tienen el mismo valor ante Dios pero diferentes roles. La Biblia es clara en que el hombre y la mujer no tienen el mismo papel. Las mujeres calificadas pueden servir en cualquier posición de liderazgo que las Escrituras no prohíban.